martes, 11 de diciembre de 2012

Un ejemplo...Audrey Hepburn.

Recuerda; si alguna vez necesitas una mano amiga, está al final de tu otro brazo. A medida que envejeces, descubrirás que tienes dos manos, la primera es para ayudarte a ti mismo, la segunda es para ayudar a los demás.

Cuando un ejemplo grita sobre Dios, las palabras y las predicas sobran.

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