A veces las aventuras, los errores, las malas decisiones, te hacen dar vueltas alrededor de tu propio destino. Pero si mantienes la fe y la oración no habrá mal que no pueda arreglarse y el destino te sorprenderá... La próxima vez, solo discierne las señales, que muchas veces son la voz misma de Dios.
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