martes, 21 de agosto de 2012

Flores, almas y tormentas...

Atesora tu jardín y guárdalo de cada tormenta que le amenace. Así no perderás ni una de tus flores.

Aprendamos de Dios, que a cada flor hermosa de sus aposentos sagrados escondió donde pocos lo han podido hallar, pero saben de su existencia y le aman, aún sin verla, les puso por nombre Almas. Su jardín predilecto se encuentra donde ningún ser vivo lo ha podido ver, pero todos de él hablan y le sueñan, le llamó Paraíso. Más a su flor más bella, su gran tesoro, no lo guardó para sí. Sino que nos lo regaló desinteresadamente a nosotros, pequeñas flores de su excéntrico jardín. A esta única y excelsa flor le llamó Madre...y de su vientre en flor nació una promesa, para guiarnos hechos Almas al Paraíso.

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