sábado, 17 de diciembre de 2011

Uno con Dios.


Aquel que quiere servir a Dios en espíritu y verdad se le hará fácil, ya que Dios pondrá a los maestros que se necesiten en el camino, las palabras en la boca del discípulo y su amor en el corazón. Solo pide dos cosas esenciales. Disponibilidad y fe, de ambas brotarán los otros dones como agua de manantial, porque el discípulo, como concha ya tiene su perla preciosa, tiene al Don de dones, al amor hecho verbo. El discípulo se ha hecho uno con Dios.

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