sábado, 10 de julio de 2010

Solo una cosa...


Solo una cosa de este mundo no pertenece a Dios... nuestra voluntad.

Una vez sometida a Dios en su totalidad... volvemos a él irremediablemente.

Pero en el proceso; podríamos ser capaces de realizar cosas que jamás imaginaríamos poder hacer; es entonces cuando descubrimos lo grande que somos; cuando ejercitamos la voluntad y la combinamos con la fe y el esfuerzo... ya sea espiritual; intelectual o físico.

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