A los muertos dejarlos descansar...

“Se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de hombres santos que habían muerto se levantaron; y salidos de los sepulcros después de la resurrección de él, fueron a la santa ciudad y aparecieron a muchos.”

Mateo 27:52-53

A los muertos dejarlos descansar y los adivinos no promover su negocio, pues su talento, no agrada a Dios.

En el primer libro de Samuel; capítulo 28 se nos confirma que se puede consultar los espíritus de los muertos. Pero; es saludable? A Dios le agrada?

Bueno; al leer este capítulo podemos apreciar una desesperación extrema y contradicción del rey Saúl. Primero; prohibe la consulta a los espíritus en su reino, y al verse abandonado por Yahvé, por los profetas y hasta por la lectura de las cartas, decide transgredir sus propios estatutos y consulta una espiritista pidiendo que el espíritu de Samuel apareciera para consultarle. Debemos recordar que Samuel fue un importante profeta escogido por Dios durante el reinado de Saúl, pero éste ya había muerto cuando Saúl se ciega por la fama y dotes de David, el nuevo ungido del Señor.

El espíritu de Saúl; para maravilla de quienes niegan que pudiera aparecer genuinamente; aparece. Y lo primero que hace es reclamarle a Saúl el porqué le despierta del sueño, echándole en cara lo que ya sabía, porque el mismo Samuel; en vida, ya se lo había profetizado. Diciendo:

Samuel contestó: «¿Para qué me consultas, si sabes que Dios te ha abandonado y ha elegido a otro? Yahvé ha hecho contigo lo que había anunciado por mis palabras. Te va a quitar el reino para dárselo a tu prójimo, a David. Acuérdate que no has obedecido la voz de Yavé cuando te ordenó que fueras el instrumento de su venganza contra los amalecitas. Por eso Yavé te trata hoy de esta manera. Más aún, Yavé te entregará a ti y a Israel, tu pueblo, en manos de los filisteos. Mañana, tú y tus hijos estarán conmigo y el ejército de Israel será derrotado por los filisteos.» I Samuel 28; 16-19.

Con ésto podemos confirmar que se puede; pero a través de los profetas ya Saúl sabía lo que le tocaba, la soberbia, reina de todos los males, ya había hecho su trabajo y reinaba en el corazón de Saúl, cegándole y convirtiendo a un hombre sabio en un necio, terco y bruto, que cuando al fin comprende...ya era demasiado tarde y su reino ya dejaría de serlo.

A Dios no le agrada consulta alguna fuera de El; ya que al hacerlo, no estamos confiando en el Señor, y depositamos en un hombre lo que solo debe pertenecer a Dios. Debemos recordar que Dios es un Dios celoso y como a Saúl, ya nos advirtió qué hacer, qué no hacer y los distintos métodos y maneras en que El se comunica con nosotros. Pidamos discernimiento; y Dios hablará a través de signos.

Dios siempre confirma su mensaje; nos guste o no, siempre habrá cierta paz en el corazón humano cuando el mensaje viene de Dios, y siempre lo confirma. Cuando las cosas no vienen de Dios, aunque nos guste lo que se nos dice, siempre quedará como un mal sabor, cierta inconformidad e incomodidad en el alma, porque el enemigo no puede ofrecernos algo de lo que él carece.

En resumen; no es saludable; a Dios no le agrada consulta directa que no sea con El directamente a través de la oración o de algún líder espiritual, sea sacerdote, pastor o imán. Al fin y al cabo, cuando pedimos discernimiento Dios nos va revelando sus "recomendaciones" a través de quienes menos lo esperamos, y sin tener que pedirlo o pagar por ésto. Nos guía y tutela, dentro de la libertad que nos ha dado, nos comunica su plan con nosotros a través de signos.

Mayormente lo que sucede; es que al abrirnos a estas consultas nos exponemos a que legiones de demonios hagan del alma de quien consulta posada y les engañe, manipule y ciegue al igual que la soberbia cegara a Saúl, porque al hacerlo, transgredimos nuestra confianza en el Señor y la depositamos en quien sabe qué. Qué consiguió Saúl? Ahora dime. Que conseguirías tú? Qué función tendría el Espíritu Santo entonces? Cuál sería su razón de ser?

Te advertimos por experiencia; que para sacar estos demonios luego hará falta primero reconocer que fallamos, mucho ayuno; oración, y recibir los sacramentos ( aquel que crea en ellos), recordemos que cada religión seria tiene su propio método, y Dios en su amor y misericordia; siempre atiende las súplicas de un corazón arrepentido. Bendiciones.