El legado de Abraham

Hablando un poco sobre Abraham. Debemos comenzar mencionando y reconociéndole como el “Padre de la Fe”, el gran patriarca. Ahora; profundizando en la evolución de su legado, también culmina siendo el padre de las tres religiones monoteístas más reconocidas en el mundo; las mismas que han labrado su individualidad, y creado distintos términos para lo mismo... labrar la salvación del hombre.

Comenzamos reseñando la gran disyuntiva que señala según el Islam a Ismael; siendo el primogénito, como el hijo que iba a ser sacrificado a Dios. En comparación con lo que tanto el judaísmo como el cristianismo ha enseñado... Que el hijo llevado a sacrificar fuera Isaac. Aunque debemos aclarar que en Génesis 21; 10 Abraham despide a Agar (madre de Ismael) junto con el mismo, aclarando que la herencia era de Isaac, y añadiendo que todavía Abraham no tenía ni idea de la gran prueba que posteriormente Dios le tenía preparada, un poco más crecidito Isaac.

A este caso entendemos que el postulado del Islam es más político que religioso, aunque claramente entendemos que en ese mundo oriental todo va ligado a la religión, y el concepto de Iglesia y Estado tal y como nosotros lo conocemos... separados. No existe.

Aclarado el asunto; hagamos una simple contraposición de las costumbres hechas por estas tres religiones nacidas en Abraham, las cuales les diferencia... pero a su vez, nos prueban su congruencia, familiaridad y origen:

Las tres llamamos al mismo Dios con tres diferentes nombres: Ashem, Yahvé y Alá. Le adoramos en tres distintos lugares: La Sinagoga; la Iglesia y la Mezquita. Somos dirigidos por “sabios ancianos” identificados con tres títulos distintos: Rabino; sacerdote y Califa. El llamando a la oración sucede de tres distintas maneras: soplando el Shofar ; tocando la campana y cantando un himno. Y siempre no hemos “amado” por obligación; porque en realidad, al no entendernos como debiéramos, se nos adoctrina muchas veces la no tolerancia.

Todas estas diferencias; a nuestro entender, nacen en combinación a las costumbres; época del nacimiento de cada religión, y sobre todo... al egoísmo humano, el cual siempre ha querido destacar lo suyo... y la manera más fácil siempre ha sido opacando al otro. Es más fácil eliminarlo; pero el "amor" que debemos profesarnos nos lo prohibe (por lo menos abiertamente). Bendito Dios con su tolerancia; su incondicionalidad y su fe, quizás bastante herida pero no muerta, en todos nosotros ... Hijos suyos por el simple hecho que nos da la existencia misma. Acaso...

¿Adoramos distintos dioses?

¿O será que hemos interpretado el mismo llamado de Dios a un tiempo; una cultura y un modo de pensar distinto… pero en continuidad?

Lo que sí podemos concluir es que Dios no deja de llamarnos; no deja de amarnos, no se cansa de nosotros (exceptuando el diluvio), y nuestra respuesta va asociada a nuestro entendimiento de las cosas, la cual Dios entiende y respeta claramente, porque El no nos llama al intelecto... sino al corazón. El no nos llama al individualismo, sino a la comunidad, El nos llama a destacarnos, pero tomados de la mano unos con los otros... Con nuestras claras diferencias; pero unidos.

Para finalizar; añadimos que el error craso básico de nuestra sociedad occidental, es que hemos sustituido el "nosotros" por el "yo", y el amor por la conveniencia. No aprobamos el dolor, y por tanto nos estancamos. La manera más segura de crecimiento del hombre es a través del sacrificio, y ésto lo confirma el dolor. Recordemos el sacrificio que estuvo dispuesto a hacer Abraham por Dios: el de sacrificar a su hijo predilecto. El mismo sacrificio que se atreviera a hacer siglos mas tarde el mismo Dios por nosotros: El de sacrificar a su único hijo, Jesús... Por todos, y por amor.

Dios bendiga a Abraham; Dios bendiga a las tres religiones hijas suyas, y Dios les bendiga a ustedes, por leer estos claros, pero humildes postulados.